LA INVENCION DEL FUEGO (ESTA VEZ DE LA PASION)
En las cercanías de Atapuerca, en Burgos, me encontré con un alienado de Karnak, en el Mobihan (Bretaña francesa), que venía de Eguilaz, en Vizcaya, que me habló de la invención del fuego, esta vez de la Pasión, en la era del Megaterio y Megalosaurio.
Mientras arañábamos la tierra con nuestras uñas por ver de encontrar algún fósil en este terreno geológico, él me decía:
-La primera invención del fuego vino cuando el primer hombre, viendo su pieza primero curva y luego erecta, Homo Erectus, quiso adivinar donde meterla, no sin antes contemplar la mediana de la hembra que tenía ante sus narices, como la mediacaña o pieza curva de la serreta que se apoya en la nariz del caballo.
Como mucho antes había inventado el fuego que arde y quema frotando con la palma de sus manos un palo seco contra una madera, de la misma manera quiso inventar e inventó el fuego de la pasión, metiendo un palo puntiagudo y seco en la vagina de la hembra frotándole con las palmas de sus manos hasta que llegara al Orgasmo y, entonces, penetrarla.
Se habían fijado en cómo hacían sexo los mamíferos antediluvianos; pero ellos no veían, en la hembra, más allá de la mamila, parte principal de la teta, sin entrar en el pezón y, por caricia o burla, le ponían la mano por debajo de los pelos del Chichi.
Viendo que con este frotamiento la hembra se ponía opulenta y en su salsa, y que producía el efecto apetecido, esto lo estuvieron haciendo hasta que les descubrieron los hombres modernos frunciendo el ceño tergiversando y oscureciendo la Verdad.
-Daniel de Culla